Ya que la Hueste Angélica es tan desprendida, a menudo las personas a quienes sirve ni siquiera están conscientes de la presencia de su benefactor y no pueden explicar, ni siquiera a sí mismos, el despertar del deseo de hacer la Voluntad de Dios. La Hueste Angélica no se ocupa del reconocimiento de Su presencia y servicio, sino tan sólo de obras propiamente dichas llevadas a cabo para despertar el alma a un deseo de expandir las fronteras del Reino de Dios. De esta manera, muchos individuos sinceros que reciben un "llamado de hacer la Voluntad de Dios" están totalmente ajenos al estímulo de ese deseo por los Ángeles de Amor.
Esto es igualmente verdad de individuos encarnados que viven actualmente en la Tierra. La humanidad en masa no es capaz de conocer el designio de Dios para sí o para otros. Ha caído bajo el craso error de "juzgar según las apariencias humanas", y no es lo suficientemente paciente ni amorosa para reconocer el motivo detrás de las acciones que a veces son expresadas torpemente por un prójimo. Los Ángeles de Amor conocen el motivo detrás de todos los empeños y, doquiera que ese motivo sea sincero, sin estar teñido por el deseo humano de ganancia y engrandecimiento personal, ellos se paran desprendida y amorosamente en el aura de esas personas, ayudándolas siempre a realizar sus inspiraciones, sueños, visiones e ideas. Literalmente sostienen a esas personas en Sus brazos de amor, sosteniéndolas a lo largo de horas de pruebas y fracasos aparentes, hasta que los individuos alcanzan el éxito y otra expresión de la Santa Voluntad de Dios se hace disponible para beneficio de la raza.
Libro: Lady Nada. serapisbey.com
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